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Patzingo es un centro ecoturístico ubicado en la comunidad indígena de Nuevo San Juan Parangaricutiro, Michoacán. Se destaca por su proximidad a la zona volcánica de la región, incluyendo el Volcán Paricutín y el Volcán Zapichu. Es un destino para quienes buscan disfrutar de la naturaleza, el ecoturismo y la cultura purépecha.
Historia y propósito
Fue creado en 1990 como una alternativa de desarrollo sustentable para los habitantes de la región.
Originalmente funcionaba bajo el nombre de «Manejo del paisaje y conservación de la biodiversidad», y ha evolucionado para enfocarse en el ecoturismo.
Además de ofrecer servicios turísticos, Patzingo capacita a otras comunidades y ejidos en trabajos forestales.
Atractivos y actividades
Cabañas: Ofrece hospedaje en cabañas con diferentes capacidades, desde opciones para parejas hasta albergues para grupos más grandes.
Senderismo y ciclismo: Hay rutas que conectan Patzingo con otros puntos de interés, como las ruinas de San Juan Parangaricutiro y el mirador del Volcán Paricutín.
Turismo comunitario: Permite a los visitantes conocer la cultura local y apoyar el desarrollo económico de la comunidad indígena de Nuevo San Juan Parangaricutiro.
Zona volcánica: Ofrece experiencias en la región volcánica con paisajes imponentes.
Ubicación
Se encuentra en San Juan Parangaricutiro, a unos 20 kilómetros de la cabecera municipal.
Se puede llegar en auto (Los senderos son terracería) y es un punto de partida para explorar el Volcán Paricutín.
Servicios adicionales
Transporte: Brinda servicios de transporte para facilitar la movilidad de los visitantes.
Paquetes turísticos: Ofrece diversos paquetes para turistas nacionales e internacionales, empresas y escuelas.
Reservaciones: Cuenta con servicio de atención para reservas, por teléfono y WhatsApp.
Las Mejores Rutas para Llegar al Cráter del Paricutín
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Patzingo, el Centro Ecoturístico purépecha que mira de frente al volcán Paricutín, no solo es punto es un lugar privilegiado para montar campamento. Aquí, el turismo no se limita a ver el paisaje… se vive, se respira y, si uno se queda a dormir, se escucha. Porque en la noche, cuando el viento corre entre los pinos y el silencio cubre la lava petrificada, el Paricutín parece contar su historia con un susurro grave.
Patzingo está rodeado de bosque de pino y encino, con claros perfectos para instalar tiendas de campaña. La altitud y el aire limpio ofrecen un cielo nocturno que rara vez se ve en las ciudades: constelaciones nítidas, la Vía Láctea como pincelada de luz, y, si hay suerte, alguna estrella fugaz que justifique un deseo improvisado.
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